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Cómo hacer que una piscina sea accesible para las personas con discapacidad

Los momentos con la familia y los amigos en la piscina suelen estar rodeados de mucha relajación y alegría, y por ello se convierte en una prioridad conseguir que todos -¡todos! - pueden disfrutar de este mágico espacio de ocio.

Hay que pensar especialmente en las personas con necesidades especiales, para las que los momentos inolvidables de diversión son tan importantes para su eventual recuperación o equilibrio físico y emocional. Por eso, una piscina accesible es esencial.

Especialmente en los espacios públicos, como clubes, gimnasios, hoteles y condominios, la accesibilidad debe ser tratada como una prioridad. Al fin y al cabo, el lugar debe estar preparado para recibir a todo tipo de personas. En los espacios privados, es más común que esta preocupación aparezca cuando hay un contacto frecuente con personas con discapacidad.

En cualquier caso, pueden surgir muchas dudas a la hora de hacer accesible una piscina. Pero no te preocupes. Por eso hemos creado este post, en el que te presentamos los principales puntos que debes tener en cuenta.

Compruébelo a continuación.

¿Por qué tener una piscina accesible y segura para todos?

Cuando hablamos de accesibilidad, también hablamos de seguridad. Una piscina accesible tiene una serie de características que son útiles no sólo para las personas con discapacidad, sino también para los ancianos, los niños e incluso las personas con lesiones temporales.

Además, una piscina accesible es capaz de promover la inclusión, integrando en un mismo espacio a personas con y sin discapacidad. Esto ayuda a la interacción social e incluso eleva la autoestima de las personas con necesidades especiales.

Por no hablar de que, en el caso de las piscinas públicas, transmite respeto por el consumidor y un compromiso de inclusión.

¿Qué dice la normativa sobre accesibilidad en las piscinas?

¿Sabía que la misma ley que prevé la accesibilidad en los edificios públicos y comerciales se aplica también a las piscinas? Estamos hablando de la ley número 10.098, regulada por un decreto presidencial firmado en 2004.

El documento determina que todos los espacios de uso común tienen un acceso diseñado para satisfacer las necesidades especiales de las personas con discapacidad. Y todo ello debe hacerse de acuerdo con las normas establecidas por la Asociación Brasileña de Normas Técnicas (ABNT).

Vea qué adaptaciones prevé la ABNT para que una piscina sea accesible y segura para todos:

Suelo antideslizante

A la hora de montar una piscina accesible, también hay que pensar en el entorno. Y el agua en el suelo puede ser una invitación a los accidentes. Por ello, la primera recomendación de la ABNT se refiere a la superficie del suelo alrededor de las piscinas.

Según la norma, el suelo no puede ser resbaladizo. Sin embargo, esto no significa que la superficie deba ser extremadamente abrasiva, es decir, como un papel de lija.

Lo mismo ocurre con el revestimiento del suelo dentro de la piscina. Lo ideal es invertir en materiales adecuados para estos entornos, preferiblemente no térmicos, es decir, que no se calienten incluso en contacto constante con el sol.

Escalera o rampa sumergida

El acceso al interior de la piscina debe facilitarse a las personas con discapacidad. Para ello, existen alternativas como la instalación de rampas y escaleras. Estas opciones son interesantes porque permiten una entrada gradual y segura en el agua.

En ambos casos, es imprescindible instalar barandillas de tres niveles a ambos lados de la rampa o escalera. Las alturas de cada nivel deben ser de 45, 70 y 92 centímetros, como recomienda la ABNT. Además, la norma establece una distancia mínima de 80 centímetros y máxima de 1 metro entre barandillas.

Al igual que el fondo de la piscina, el revestimiento de la rampa y los escalones también debe ser antideslizante.

Ascensor o transferencia bancaria

Los ascensores facilitan el acceso a la piscina, especialmente a las personas con movilidad reducida que necesitan una silla de ruedas. Esto le permite descender en la piscina hasta alcanzar una profundidad segura para salir de ella y comenzar a nadar.

Otra alternativa es el banco de transferencias. El mecanismo es similar al de un ascensor. La diferencia es que, en este caso, la persona deja la silla de ruedas fuera de la piscina y se sienta en un banco, que baja para colocarla con seguridad en el agua, facilitando también su salida.

Bordes y escalones seguros

Otra directriz de la ABNT se refiere a la forma de los bordes y los escalones. Según la norma, todos los bordes deben tener un acabado redondeado para evitar que los accidentes leves causen lesiones graves.

También se recomienda instalar barras de apoyo en todos los bordes internos de la piscina. Lo ideal es que el equipo se instale a nivel del agua, en lugares que no dificulten el acceso.

¿Ves cómo no es tan difícil tener una piscina accesible? Para saber más sobre el tema, no deje de consultar nuestro post "Seguridad en la piscina para personas con discapacidad".

 

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